El miércoles y el jueves me dedique a dar unos garbeos con mi flamante “casi nueva bici” para que se vaya acostumbrando a su nueva situación, y de paso conociendo una serie de lugares que le tienen que resultar familiares.



La bici no se alegra de forma enloquecida, quizás porque el 70 % de ella son “órganos trasplantados” que ya habían sufrido en sus carnes todos esos caminos, o quizás porque le ritmo de marcha no es el adecuado para estas primeras visitas. Pero no le queda otra que acostumbrarse y disfrutar.
Este viernes seguro que sufre la primera infidelidad, pero es que tengo una rutilla en mente para la flaca que me sugirió Enric el sábado y me parece que voy a intentar hacerla, (aparte de probar una pequeña reparación que le hice al cámbio).
De todas formas la elegida para pasar el fin de semana por tierras leonesas será ella, la flaca se queda de reposo.
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No quedan cables, solo los soportes y no todos. |
Como curiosidad os comento que en toda la senda del Cervigon hasta la Ñora no queda un solo metro del cable de acero de los cierres que había para evitar que la gente se asome y se caiga al acantilado. Es cable de acero si llega a ser de cobre hace tiempo que no estaría allí. Como sigamos así acabarán robando hasta los quitamiedos de las carreteras.
Es lo que tienen las bicis nuevas o seminuevas, hay que enseñarles casi todo. Menos mal que a ti no te importa.
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