jueves, 28 de julio de 2022

LOS IRREDUCTIBLES REPECHINOS EN LA RUTA DE LA PLATA (Capitulo 2. En la Extremadura dura, dura)

 

Las leguas iban pasando poco a poco. El sol atacaba fuerte a nuestros amigos los Repechinos y el agua empezaba a escasear. Los termómetros empezaban a llegar a los 38º y Amasamichelinix solo pensaba acelerar más y más la ruta con tal de llegar primero a la hora de comer. Los únicos seres vivos que nuestros amigos se encontraban en su camino eran buitres y ovejas. Las ovejas se resguardaban del sol como podían bajo las jaras y no quedaba un centímetro de su lana bajo el sol. Impresorix empezaba a dudar si su ruta era la correcta, Tiralinix era el único que parecía mantener la cordura y Maletainquietix empezaba a delirar viendo que los gepesinix marcaban ya los 39º.


 

En un momento el suelo parecía abrirse y salir de él toda la fuerza de los dioses del Averno y con ella el fuego del infierno que azotaba las ruedas de nuestros amigos derritiendo los tacos de goma. Doscientosventevoltix pareció quedar poseído por los dioses o por los cantos de sirenas, y montado en su bicicleta empezó una persecución a un grupo de ovejas que sesteaba tranquilamente a la sombra de una encina centenaria, imitando al famoso Don Quijotix y al grito de “¡¡¡ FUERA DE AQUÍ MALDITOS AMPERIOS, DEJADME TRANQUILO QUE ESTOY DE VACACIONES!!!”

Empezó a perseguir al rebaño.

Atento al quite cual buen torero, Tiraliniix le gritaba: “Doscientoventevoltix, que no son amperios, que son ovejas ¡!!!”

Pero ciego de ira y calor, Doscientosventevoltix no escuchaba y seguía pedaleando como un loco tras las ovejas, que rodeaban el árbol asustadas, pero sin perder la sombra que les proporcionaba.

“¡¡¡¡Malditos hijos de los Ohmios, ojalá vayáis al infierno de los Culombios, acabaré con vosotros, aunque sea lo último que haga en esta vida!!!!!”

Maletainquietix miraba la escena como viendo algo en una dimensión paralela, pero sin inmutarse, hacía ya tiempo que los mercurios rozaban los 40º y su neurona estaba más inoperativa de lo habitual.

Impresorix negaba con la cabeza, sabedor de qué, si no salían de aquel horno rápido, la cordura del grupo corría peligro (si en algún momento la habían tenido).

Como Tiraliniix era el único mas o menos centrado, tuvo la idea de decir a Amasamichelinix :

“Oye, como no nos vayamos pronto de aquí, Covadonguix no nos va a esperar con la comida y tendremos que llegar a Rio Canislupus repartiéndonos 4 barritas que tenemos y alimentándonos de alguna baya comestible y de espárragos silvestres que encontremos por el camino”.

“¿COMO YE OH?” ¡¡¡¡¡CAGUNMIMANTO GUAJE DEJA LES OVEYES EN PAZ Y VAMOS A COMER, PORQUE SINO VOY DATE UN CASTAÑAZU QUE VAMOS MORRER TODOS, TU DEL CASTAÑAZU Y LOS DEMÁS DE LA ONDA EXPANSIVA”

¡¡¡¡ TIRAR DELANTE DE MI Y SIN MIRAR PA´TRÁS!!!!

¡¡¡¡¿QUEDAR YO SIN COMER?... ¡¡¡LO QUEME FALTABA!!!”

A pocas millas de allí, Covadonguix hacía recuento de los víveres y se empezaba a preocupar. Los kilómetros pasaban poco a poco, pero las suspensiones del carromato empezaban a ir mas libres, pues en cada parada para comer y beber, los Repechinos comían más que una lima nueva, y bebían como camellos que fueran a cruzar el desierto. No quedaba otra que rellenar de provisiones en los mercados de los pueblos por los que pasaran, porque el miedo recorría su mente imaginando a Amasamichelinix llegando a comer y solo pudiendo darle unos guisantes y una ensalada de lechuga y alcaparras.

La temperatura fue bajando poco a poco y nuestros amigos atravesando llanuras y llanuras y cantando la canción de Josepus de Esproncedix “Viento en popa a toda vela, no corta el mar; sino vuela, el velero Repechín” (verso que se haría famoso tras la ruta y se estudiaría en las clases de literatura de futuros estudiantes).


 

La comida fue en los restos de la ciudad de Cáparra, donde se refugiaron nuestros amigos en la zona de balneario y con el fresco de la sombra del lugar y las explicaciones de Tiraliniix sobre la arquitectura de la ciudad Impresorix quedó dormido y casi se pierde la comida.



 

La llegada al campamento de River Canis Lupus fue tranquila, y lo mejor la piscina en que los Repechinos estuvieron remojándose toda la tarde.

 


Al día siguiente la ruta les llevaba por el pueblo amurallado de Galisteo, el cual, Impresorix pensaba que era del que habían salido sus antepasados para conquistar Gallaecia, pero no era así.


 


 

Las montañas eran un espejismo que se divisaba a cientos de kilómetros. El calor seguía derritiendo seseras y la ruta transcurría siempre por estrechos caminos entre encinas y alcornoques recién despojados de su capa de corcho para sellar los barriles de sidra que nuestros amigos disfrutaban en su aldea natal.


 

Amasamichelinix, como siempre, iba el primero para acelerar la marcha ante la idea de llegar primero a comer, y casi le cambian el nombre por el de “Serenix”, porque estaba abriendo y cerrando las ciento y una portillas que había delimitando……no se que delimitaban, porque estaban en mitad de ningún sitio y no se veía ningún animal que pudiera salir de una finca y entrar en otra.


 

En una de estas portillas y azuzado por las prisas del Serenix, Tiraliniix, hizo “hojaplaning” y perdió la rueda delantera de su bici aterrizando con sus huesos en la tierra, sin más problemas que su orgullo herido.

Tras intentar beber en una fuente de la ruta, y ver que el agua estaba más caliente que la sopa de marisco de la cena de la Mañanabuena, preguntando a los lugareños por un lugar donde remojarse el gaznate, llegaron nuestros amigos a una fonda con buena y fría crema fermentada de lúpulo, que Maletainquietix y Doscientosventevoltix bebieron como si no hubiera un mañana. Por su parte, Tiraliniix, Impresorix y Amasamichelinix entablaron conversación con un lugareño que no hacía más que decir…” Calzada de Béjar es un pueblo chiquinino” y “yo tengo una bici también, pero yo ando por carretera” y venga a repetir una y otra vez lo mismo ….. si no oí veinte veces “chiquinino” y “yo tengo también una bicicleta, pero de carretera”, no lo oí ninguna.

Tras unos ultimo kilómetros llegaron nuestros amigos a Montemayorus, donde se hidrataron con un par de barriles de Poción Mágica que les había preparado Covadonguix, porque los últimos kilómetros de la ruta, discurrían por el empedrado de la antigua calzada romana, y para desgracia eran en subida, ¡¡¡y con escalones ¡!!!!!!.

La fonda que tenían reservada en Calzada de Bejar, tenía buena pinta, pero el problema fue la comida, el único bar del pueblo no tenía restaurante y la única comida era unas tapas, aceitunas y algo de jamón y ensalada.


 

Amasamichelinix gritaba:

“¡¡¡¡¡VAMOS A MORIR TODOS!!!

¡¡¡¡¡TANTO LUCHAR POR LAS CALEYAS DEL MUNDO Y VAMOS A MORIR EN UNA LLANURA Y ENCIMA DE INANICIÓN…… COMER LECHUGA…!!!!!

¡¡¡¡SI YA LO DICE EL REFRÁN DE CIMAVILLA…

 “¡¡¡¡DONDE FOLLA EL GRILLO, COME POQUILLO!!!!”

Menos mal que tras una negociación de Covadonguix, con la posadera, la comida fue una suculenta olla de macarrones con bonito, embutidos y jamón como para una boda. Así, Amasamichelinix pudo dormir tranquilo y con el estómago lleno.

La noche transcurrió tranquila y al día siguiente, los Repechinos comenzaron su andadura con buen ánimo.

La ruta era más llana de lo habitual que hacía que los piñones pequeños estuvieran más afilados que la cuchilla de un Ninja de tanto usarlos y los “SAN 50” tuvieran ya telarañas debido a su nulo uso en toda la ruta.


 

Pero como si de un espejismo se tratara, y ya cansados de mirar a su rueda delantera, en un momento que nuestros amigos levantaron la vista, vieron ante sí, lo que les pareció una montaña. Los cinco pararon atónitos, incapaces de creerse lo que veían y diciéndose unos a otros ……” ¿será verdad? ¿habrá ahí un monte o será un espejismo?”.

Amasamichelinix, babeaba mirando la montaña, Tiraliniix, se frotaba los ojos, Doscientosventevoltix salió como una bala haciendo un caballito, Impresorix miraba y remiraba el gepesin para ver si estaban en la ruta correcta y Maletainquietix se rascaba el cogote pensando…” con lo bien que íbamos por lo llano, que necesidad habrá de subir allá arriba, si no vamos a ver nada, solo llanuras por todos los sitios “

Pues tuvieron suerte, bueno, relativa. La subida, sí que estaba allí, pero era laaaaaaarga y durilla, y los 39º no ayudaban mucho, y la falta de la más mínima sombra daba la puntilla.

Impresorix y Maletainquietix juraban y perjuraban en arameo, pero con la boca cerrada, porque una inmensa nube de moscas los acompañaba durante la subida y debía de ser todas adictas al agua salada del sudor.

Maletainquietix decía “vaya, pues si que están en forma estas jodidas, por más que acelero, mas aceleran ellas y siguen atacándome como posesas”

A lo que Impresorix decía “yo no creo que coma hoy nada, pues ya debo tener en el estómago al menos medio kilo de carne de estas jodidas”.

Tras una subida que les llevó como siempre a unos molinos de viento que Doscientosventevoltix miraba de reojo, empezó una bajada mas destrozada y rota que la cara de un rival de Conorix McGregor.


 

Mal que bien, Maletainquietix llegó al valle, Amasamichelinix y Doscientosventevoltix llegaron también, y Tiraliniix no acababa de llegar, lo que empezó a intranquilizar a los Repechinos, pero al charlar y decir que había que volver a subir la cuesta a buscar a Tiraliniix, nadie parecía estar por la labor, y el que no se puso a la sombra, miró el gepesín, el que no, revisaba la presión de las ruedas y el otro miraba al cielo en busca de algún buitre merodeando al posible cadáver, pero como no había ninguno, esperaban que Tiraliniix se hubiera parado a charlar con un peregrino que estaba descansando en mitad de la subida bajo una buena encina.

El que más y el que menos, había apretado los dientes y gastado más frenos que en toda la ruta anterior, y entonces aparece otro ciclista en una gravel, dejando a todos estupefactos y preguntándose como podía haber bajado aquella destrozada cuesta con aquel manillar y en aquella posición, sin haberse dejado media docena de dientes en el descenso.

Después, ya la rutina habitual, llanura y piñón pequeño y ……a rodar……

De pronto, al salir de unos árboles, se divisó la silueta de la ciudad de Salamanca a lo lejos, y la imagen maravilló a los Repechinos. Y ya no perderían de vista su meta hasta el final del camino. La ciudad se iba acercando y haciendo cada vez mayor, y flipando con aquella vista, no se dieron cuenta que la llanura seguía y así la llegada se les hizo más corta.


 

Bueno, corta sí, pero rápida no, porque ya se sabe que, si hay cinco Repechinos reunidos, hay seis ingenieros en potencia, y así estuvieron deliberando más de media hora para hacerse una foto de grupo con la ciudad al fondo.


 

-(Maletainquietix): “¿porqué no apoyáis el móvil en una piedra?”

-(Impresorix):” yo creo que mejor ponerlo sujeto por dos cascos”

-(Doscientosventevoltix)” Mejor poner mas de 7 segundo de temporizador por si no da tiempo a ponerse en grupo”

-(Tiraliniix)” Yo creo que poniéndonos de lado sale mejor el fondo de la foto”

Y así, bla bla bla…. El tiempo pasaba y la foto sin hacer.

Por fin, la foto se hizo y la posada junto al Puente Romano de Salamanca fue el merecido punto final a la ruta del día.


 

Al llegar, Amasamichelinix tuvo mucho trabajo antes de poder ir de visita cultural y a cenar.

Doscientosventevoltix se quejaba de micro roturas musculares. Tiraliniix de la caída del día anterior. Impresorix del dolor al hacer los estiramientos. Y Maletainquietix tenía una fuerte erupción en la espalda debido al sudor y a la mochila, total, que no se sabía si era una excursión de Repechinos o un viaje del Imserso.

Y así, tras la sesión de baño y masaje, tocó visita cultural por la ciudad de Salamanca.

Allí Impresorix, que había hecho los deberes estudiando la historia y los edificios singulares de la ciudad, les hizo de guía, y la verdad es que los Repechinos fliparon de las explicaciones, (un astronauta por aquí, una tortuga por allá) y la opinión generalizada fue que el dinero que se había gastado la aldea repechina en mandar a Impresorix a estudiar a Gallaecia, había merecido la pena y había sido un dinero bien invertido.




 

Y al final, para rematar el dia y para deleite de Amasamichelinix, Impresorix les llevó a una fonda famosa en toda la urbe, donde no dejaron ni rastro de las bandejas con el jamón de la patita negra, ni de los farinatos y mucho menos de las que tenían las famosas “meneás”. Y del zumo de lúpulo fermentado, mejor no hablar, los barriles vacíos rodaban calle abajo como si fueran los toros en los encierros de San Ferminix.

Fin de la visita, fin de la comida y a la posada a descansar, que la ruta les esperaba al amanecer del día siguiente. (bueno, al amanecer amanecer…. no, porque no había día en que salieran antes de las 10 de la mañana. No se sabía si era porque no dormían por los silbidos de Doscientosventevoltix, si era por la luz que encendía Impresorix para leer de madrugada las rutas del día siguiente, o si era por el ruido de las tripas de Amasamichelinix saboreando ya el próximo desayuno).

Y así, con el estómago bien lleno y tras echarse unas buenas risas, nuestros amigos se dirigieron a la posada a descansar, que la etapa del día siguiente les llevaría hasta Zamora. ¿Llegarían nuestros amigos en una hora?, nunca se sabe, un Repechín es capaz de todo.

 WILLY

viernes, 8 de julio de 2022

LOS IRREDUCTIBLES REPECHINOS EN LA RUTA DE LA PLATA (Capitulo 1)



 


La tranquilidad reinaba en la aldea de los Repechinos...

 


 

¿En toda la aldea?, no.

En la cabaña de Willy Maletainquietix los nervios llenaban la estancia.

Willy no paraba de dar vueltas en la cama, por el pasillo, por el patio, por el comedor, por la cocina….

Hacía días que tenía cargado el carro con las provisiones que llevaría para él y para sus compañeros en su nueva aventura recorriendo montados en sus bicicicletas la Plataensis Rutae (Ruta de la Plata para los romanos) y no veía el momento de comenzar la andadura.

Había engañado a Cova, su mujer para que guiara el carro de apoyo, prometiéndole recoger la casa durante un par de lunas y limpiar los suelos y los cristales durante lo que restaba de verano. 

 


De todas formas, Cova ya no aguantaba más los nervios de Maletainquietix, y cogiéndole de la oreja como a un niño pequeño, lo sacó a la calle y le dijo:

-¡¡¡¡¡¡ NOS VAMOS Y YA ESPERAREMOS A TUS AMIGOTES EN EMERITA AUGUSTA, QUE NO TE AGUANTO UN MINUTO MÁS EN CASA, DAS MAS VUELTAS QUE UN BURRO PARA ACOSTARSE¡!!!!

Y así, con su carromato cargado a tope de cervezas como si fueran a celebrar el Octoberfest, 50 litros de limonada, sangría como para regar la Feria de Abril de Sevilla, gaseosa como para poner a funcionar la regasificadora del Musel, barritas energéticas como para construir las casas de otras dos aldeas, toda la producción de patatas de la comarca, guisantes como para llenar los colchones de 50 faquires, todo el bonito de la costera 2022, dos jabalíes y un venado hechos chorizos y salchichones, un palé de galletas, toda la producción de leche de las vacas de la región y toda la pasta que había traído la caravana del comerciante italiano Luigi Spaguettini recientemente llegado del país transalpino.




 

Tanta comida asustaba a los habitantes de la aldea, que creían que era mucha comida para 5 Repechinos, pero lo que no sabían era que uno de ellos era Amasamichelinix, y para ese, la comida, nunca es suficiente.

También en el garaje del carromato llevaban sus bicicicletas y “algunos recambios”, solo “los justos” (que hubieran servido para abastecer al equipo Movistar en el Tour, Giro, Lieja Bastón Lieja, Tour de Normadia, Vuelta a España y tour de Flandes sin problemas).

Piti Doscientosventevoltix, ImpresorixYeloquehay y Mani Tiraliniix completaban el grupo de aventureros.

El que más y el que menos había consultado al oráculo del tiempo durante las jornadas anteriores a la partida y andaba mas acojanado que un pavo en navidad, porque las temperaturas eran extremas y llegaban a los 42º durante el día y no bajaba de los 27 por las noches, y esas temperaturas, para pedalear, no eran a las que estaban acostumbrados nuestros amigos.

Pero bueno, ¿Quién dijo miedo?, y en una de sus reuniones bajo las estrellas y al calor del fuego, Maletainquietix, Amasamichelinix, Doscientosventevoltix, Impresorix y Tiraliniix, tras pensarlo varias veces, darle una y mil vueltas a las posibilidades de éxito de la empresa y tras unas cuantas cervezas, apunto de salir el sol, llegó la frase que disipó todas las dudas….

-¡¡¡¡¡¡”A QUE NO HAY HUEVOS A IR AHORA¡!!!!!!!!.

Y al grito de:

-¡¡¡¡¿Qué SOMOS ¡!!!!

-¡¡¡¡¡ REPECHINOS!!!!!

-¡¡¡¡¡¡¿POR DONDE ANDAMOS!!!!!

-¡¡¡¡¡¡POR LOS CAMINOS!!!!

-¡¡¡¡¡¡¿Y NUESTRA SANGRE NOS LA ALTERA……?!!!!!

-¡¡¡¡¡¡UNA BUENA TRIALERA!!!!!!

 

Al día siguiente emprendieron ruta.

MERIDA-CACERES

La noche antes de iniciar su aventura, los nervios estaban a flor de piel. Willy no podía dormir, Yeloquehay repasaba las rutas y los caminos una y otra vez, Piti dormía a pierna suelta bufando que parecía un jabalí en estampida, Mani leía y el Playu pasó toda la noche con los ojos como platos pensando en el desayuno del dia siguiente y mirando su reloj viendo como los minutos y las horas pasaban mas despacio de lo que su estómago querría.


Con una buena mañana de sol, nuestros amigos iniciaron su andadura, eso sí, tras degustar un par de sacos de buenas viandas que cova les había preparado para desayunar regados con un par de bidones de leche para ayudarlos a hidratarse.


 

Un pequeño paseo por la ciudad y una visita a los restos del acueducto de Mérida empezaron a calentar las piernas de nuestros compañeros. 


 

La ruta pintaba bien, 25º y sol. Paseo por el Carrilus-bicicletae y a tragar polvo.

Poco después llegaron al Embalse de Proserpina, construido por los romanos con su piedra tallada típica, y hoy rodeado de chiringuitos para el disfrute del buen tiempo, aunque dada la hora temprana, todos estaban cerrados y solo pudieron remojar sus gaznates con la poción mágica fabricada por el druida de la aldea y que traían en sus calabazas de hidratación.


 

Los desniveles no eran muy grandes, pero la ruta, para abajo precisamente, no era.

Unos cuantos Miliarios (grandes cilindros de piedra que podríamos denominar hoy como marcadores de kilómetros), jalonaban la ruta que se hizo entretenida y enseguida llegó la hora de la comida.


 

Cova esperaba con el carro de las provisiones en un parque con las viandas del día preparadas, aunque lo que más agradecieron los pedaleantes fueron los litros y litros y litros de cerveza y limón que refrescaron sus gaznates. Solo Impresorix no degustó el liquido procedente de la fermentación del lúpulo, sinó que se decantó por otro brebaje procedente del otro lado del mar y de un sabor dulzón y color marrón oscuro, decía que eso le mantenía la mente activa y no le dejaba relajarse y dormirse.


 

Cova abría los ojos como platos al ver a los Repechinos lavar los cacharros sin habérselo pedido. Decía que si se habían quitado los protectores de la cabeza durante la ruta y el sol les había reblandecido el cerebro.


 

El sol estaba en su punto álgido y el termómetro ya marcaba los 35 grados. Con la barriga llena y aquel calor, lo que menos apetecía era volver a pedalear, pero Cáceres esperaba a nuestros amigos.


Como el paisaje que recorrían era tan diferente al de su aldea en la República Independiente de Astúrica, los kilómetros pasaron en un pis pas (Eso y que Amasamichelinex aceleraba la marcha y no quería parar nada por si Cova se hubiera perdido por el camino y no hubiera llegado la comida para la cena).


 

Una vez en Cáceres, una pequeña reparación en el transporte de Tiraliniix para cambiar su sillón, y a recorrer la ciudad y buscando una buena posada para la cena. 


 

Encontraron nuestros amigos la fonda que regentaba otro italiano, Giuseppe Macarroni, y allí dieron cuenta de casi la totalidad de la carta que había de menú, y a fé mía que los cocineros no tuvieron que limpiar mucho los paltos al terminar, porque los dejaron requeterebañados del hambre que traían (y eso que no les sirvieron pan, que sino……).

Regreso a la posada y a dormir, que al día siguiente había que madrugar para llegar a Riolobos, y el nombre no inspiraba mucha confianza.