Mañanabuena. (Segunda y última crónica)

 Esta ruta junto con la de Covadonga son las que mayor poder de convocatoria tienen entre los repechinos y sus simpatizantes. Esta última edición me comentaba el Sargento, “Esto se nos está yendo de las manos”. Tranquilo Sargento que la tropa responde.

A las nueve en Pelayo nos juntamos un nutrido grupo de repechinos habituales repechinos esporádicos y simpatizantes. Sería muy difícil nombrar a todos sin olvidarme de alguno por tanto no lo haré. Creo recordar que una vez agrupados en la Guía, éramos 28 jinetes y tres asistentes en vehículo motorizado.

 

 

 

 

 

 

 

 La ruta en sí transcurrió por lugares mas que conocidos, la senda , la trialera del camping, subida al cementerio, para seguir por las áreas recreativas de Deva en lugar de bajar directamente a Rioseco. 

 

 

 

 

 La pista está llena de barro y de esta manera lo evitamos. Continuamos por asfalto y hormigón hasta el lavadero de Rioseco y de ahí comenzamos la subida por las rampas hormigonadas. En la primera “caleya” que se ve, (o se intuye), como a 500 metros del lavadero a mano izquierda. Nos  metemos por ella y hacemos la subida un poco mas interesante. La subida es un poco más tendida que por el hormigón, pero a mí entender mucho más entretenida.

En esta zona el yogurin había sufrido su segundo pinchazo del día y junto Kike con k y Yerman se habían quedado un poco rezagados para reparar la avería.

El sargento decidió adelantarse para tomar posiciones en el alto y hacer una grabación del grupo en la subida por esa zona. Está visto que la gente no se fía, y en vez de agrupar todos esperando a las tres rezagados, la gente empezó a tirar “parriba” como locos. Quedamos un par a esperar a los averiados, pero una vez tuvimos confirmación que el coche de apoyo había llegado para asistirles y les vimos emprender la marcha, hicimos lo propio.

El ultimo agrupamiento estaba previsto en la zona de la portilla que da acceso a la pista de la cabaña del marqués, pero nuevamente la mayoría de la gente empezó a pedalear dirección a 4 Jueces.

En este punto una vez incorporados los rezagados más el Sargento, partimos los del último grupo hacia el alto. Teníamos la tranquilidad que la comida estaba a nuestro lado, y el Sargento también.

Una vez conseguido el objetivo de llegar todos a 4 Jueces cada uno sacó lo que había llevado y nos dedicamos a recuperar fuerzas. Había un poco de todo Langostinos, mazapanes, Tartas de queso, casadielles, Bombones, dulce de Repechín, Browning, Sidra champanada, café, leche, Orujo, etc. Seguro que se me olvida algo, pero me tendréis que perdonar. 

 

 

 

 

 

 Terminado nuestro particular “banquete” nos pusimos en grupos a ensayar los villancicos que Willy había escrito, para posteriormente cantarlos a nuestra manera. Los que ya habéis visto los vídeos no os digo nada. Si entras hoy por primera vez al blog echa un vistazo a la entrada anterior y no pongas muy alto el volumen.

Una vez finalizado todo el ritual y casi finiquitada la botella de orujo nos dirigimos hacia el Fario para retornar a casa por la bajada de la otra vertiente.

Durante el regreso nos fuimos separando poco a poco, y al final quedamos un pequeño grupo que escoltó al Sargento pedaleando con el albornoz puesto por el muro y saludando a los viandantes.

Eso no quedo grabado porque ya tenía en mi poder la cinta de la cámara y no se pudo documentar, pero seguro que alguno se seguirá preguntando ¿quién sería el menda que me saludo en bici con el albornoz?

Como decía al principio está ruta crece de año en año. La diversión también. Y lo mejor es que no hace falta esperar un año para repetir, cualquier domingo del año a las 9 y en Pelayo lo podemos hacer.

PD. Los cronistas "oficiales" ¡que se preparen!