Últimamente, por unas razones
o por otras, que si la caza, que si los puentes, que si el tiempo, tengo un
montón de faltas en las salidas Repechineras dominicales, ( espero que dure
poco).
Este sábado fuimos a Somiedo,
y aprovechando la coyuntura, metí a la Nenina en el maletero del coche.
Ya hacía tiempo que tenía
ganas de subir la Farrapona, y como este verano no subimos el Angliru, pues
como sucedáneo, no parecía mala idea.
De paso, intentaba buscar
algunas rutas por la zona para alguna posible ruta de bocadillo o salida Repechinera dominical.
El viernes nevó un poco en
las alturas somedanas, así que no era cosa de madrugar mucho. A las 10 menos
cuarto, salí de Pola de Somiedo, con un día de sol espléndido, pero también con
un frío espléndido.
Los dos primeros kilómetros, nos
acompaña el río Somiedo, y son en
bajada, lo que ayudaba bastante a que el frío se metiera en mis huesitos.
Una vez a la altura de la
central eléctrica de La Malva, giramos a la derecha y ya vemos los carteles que
nos anuncian los 18,5 Km. que nos quedan hasta el Alto de la Farrapona.
Es mejor no mirar las señales, pues nos indican
que TODA la ruta es en subida.
La carretera discurre al
principio encajonada entre rocas y ahora nos acompaña el río Saliencia. El frío
sigue, aunque como empezamos a subir, ya se va notando menos.
Pasamos por Veigas, donde
está un museo donde podemos ver las casas típicas de la zona, las pallozas, con
sus techos de materia vegetal. Entre que el sol empieza a llegar a la carretera
y que ésta sigue picando hacia arriba, ya empieza a sobrar la bufanda.
Pasamos por Villarín, aunque
no nos salió a recibir la osa Villarina, y seguimos subiendo hacia Saliencia.
La ruta se empieza a poner
cada vez más “píndia”, y al llegar a Arbellales, el sol ya nos da de pleno, lo
que se agradece, aunque sus rayos no nos llegan con mucha fuerza.
Poco después, disfrutamos de
unos 200m de bajada, los que aprovecharemos bien, porque hasta dentro de otros
10 Km., no veremos la carretera ponerse favorable.
El último tramo hasta
Saliencia, es “casi” llano. Pasado el pueblo, ya empiezan los últimos 7 Km. más
duros que nos llevarán a la cima de nuestra etapa.
Las pallozas, las vacas, y la
vista de la nieve en la zona alta de las montañas nos acompañan.
La subida, es mas llevadera
de lo que esperaba (no, no voy de sobrado, pero no hubo que poner el plato
pequeño en toda la ascensión), y poco a poco, vamos llegando a las curvas que
antes veíamos muy lejanas y encima nuestro.
Una vez arriba, el cartel de
1.708m, nos indican que es lógico que la nieve esté a nuestro lado.
Como aún nos “picaba la
camiseta”, decidimos dejar el asfalto y meternos por la pista que nos llevaría
hacia los Lagos de Saliencia.
Para llegar al primer lago, lago
de La Cueva, la pista es en descenso, con mucha piedra suelta, y con un poco de
nieve en las laderas orientadas al norte. Está cerca, y la vista es una pasada.
Mejor veis las fotos.
Para llegar al segundo lago,
el lago Cerveriz, ya hay que apretar un poco el culo. No está muy lejos, pero la
subida es bastante importante, y eso unido a la gran cantidad de piedras
suelta, hace que haya que hilar un poco fino y sacar lo mejor de nuestra escasa
técnica para no poner pie a tierra.
Si la vista “a pie de lago”,
es impresionante, la que se puede ver desde las alturas, no desmerece en
absoluto.
A medida que ascendemos, la
nieve se nos acerca, pero de repente, al vislumbrar el segundo lago, la vemos
un poco más lejana, y la enorme pradería que se extiende a nuestros pies nos
llama para que la recorramos sin dudarlo.
Preguntando a unos
excursionistas, nos decían que unos 7 Km., una vuelta a un monte cercano, una
bajada que no era ciclable, y enseguida ya bajaríamos sin parar hasta nuestro
punto de salida en La Pola.
El ir solo, estar sin
cobertura de teléfono hace más de una hora,
no conocer bien lo que me esperaba, me hicieron volver al alto de la
Farrapona. Pero me queda esta espina clavada y tengo que volver para acabar lo
empezado.
Una vez en el asfalto,
toooooodo para abajo. Pese al sol, el
frío se hacía sentir bastante, pero una vez llegados otra vez al embalse de la
Malva, ya volvía tocar pedalear para subir los 2 Km. que nos separaban de La
Pola.
Una vez en el pueblo, una
cervecita para recuperar líquidos, y una buena fabada y carne de la zona para
cargar las baterías y listos para otra aventura.
Espero que esta ya vuelva a
ser con los Repechinos.
Un saludo a todos
WILLY
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