A las 8 de la mañana ya
estábamos en casa de nuestro amigo para desayunar, coger energías y ponernos a
dar pedales.
Roscas de pan dulce,
empanadas, bizcochos, magdalenas , zumos y otras exquisiteces fue lo que
pudieron desayunar los que se levantaron primero, los que llegamos un poco mas
tarde ( los del Hotel de la Familia Monster), solo nos pudimos llevar a la
boca, unas migajas de magdalenas y el colacao que “rebañamos” de las tazas del
fregadero. La explicación, fue que el Sargento se había levantado un par de
veces sonámbulo por la noche y había arrasado con la despensa.
El día nos amaneció nublado,
pero perfecto para nuestra afición. La temperatura era baja, y los manguitos,
chalecos y maillots de manga larga, no sobraban en los primeros compases de
nuestra aventura. Hoy nos acompañó un nuevo integrante Alejandro uno de los numerosos primos de Kike con K, que se encontraba en Pontedeume y se acerco a pedalear con nosotros,
Pasamos por varios pueblos y por los estrechos caminos que había entre sus huertas, algunos de los cuales eran poco mas anchos que los manillares de nuestras bicis.
Pasamos por varios pueblos y por los estrechos caminos que había entre sus huertas, algunos de los cuales eran poco mas anchos que los manillares de nuestras bicis.
El paisaje era , como el de
ayer, precioso, muchas cuadrillas vendimiando y animándonos cuando el camino se
ponía muy cuesta arriba.
Una de nuestras paradas fue
para ver los famosos Petroglifos (que para el que no lo sepa, diseños simbólicos grabados en rocas) que por desgracia, cada año se ven peor.
Aquí hubo todo tipo de conjeturas, si eran grifos romanos del emperador Petronio, , si eran la última parada del agua que venía de los acueductos para regar los viñedos, que si eran grifos por donde querían traer el petróleo…. Total, se pudieron escuchar mil y una burradas achacables a la altura, el fresco y la falta de sueño de los participantes.
Después, caminos llenos de vegetación, pistas anchas y zonas entre viñedos, nos llevaron a una zona, cercana al embarcadero de Chancís donde había varios molinos de agua restaurados y que estaban a lo largo del cauce de un pequeño río. Los molinos se podían ver desde la carretera, pero como buenos Repechinos decidimos coger el camino del río, así que ya nos veis en las fotos, trialeando, porteando, escalando, abriendo ruta a golpe de machete, bajando escaleras y casi nadando por la zona.
Aquí hubo todo tipo de conjeturas, si eran grifos romanos del emperador Petronio, , si eran la última parada del agua que venía de los acueductos para regar los viñedos, que si eran grifos por donde querían traer el petróleo…. Total, se pudieron escuchar mil y una burradas achacables a la altura, el fresco y la falta de sueño de los participantes.
Después, caminos llenos de vegetación, pistas anchas y zonas entre viñedos, nos llevaron a una zona, cercana al embarcadero de Chancís donde había varios molinos de agua restaurados y que estaban a lo largo del cauce de un pequeño río. Los molinos se podían ver desde la carretera, pero como buenos Repechinos decidimos coger el camino del río, así que ya nos veis en las fotos, trialeando, porteando, escalando, abriendo ruta a golpe de machete, bajando escaleras y casi nadando por la zona.
Una vez en el embarcadero,
pudimos apreciar la bajada del nivel del agua con respecto al año pasado, increíble.
Tras la parada, tocó empezar
a subir por una pista entre pinos muy entretenida. Era un poco larga, pero
llevadera, y la charla amenizaba la subida.
Una vez arriba, otro mirador
nos premiaba el esfuerzo con otra preciosa panorámica del río y los pueblos
cercanos.
En esta zona, casi perdemos a un par de Repechinos, Barrancas y Janjun.
En esta zona, casi perdemos a un par de Repechinos, Barrancas y Janjun.
Barrancas, creo que no vio
los capítulos de Barrio Sésamo de “Izquierda y Derecha”, y Janjun, no tiene
ajustados los frenos de su nueva bici y en uno de los descensos (donde seguro
que disfruto como un jabalí en una balsa de barro) se pasó de frenada en un par
de cruces y se nos perdió por esos bosques de Dios.
Pero la sangre no llegó al
Sil, todo se solucionó cuando dejamos a nuestro anfitrión, Yeloqhay, ir a
buscarlos por el bosque, a Dios sabe donde, mientras nosotros descansábamos
tumbados a la sombra de los pinos y con el calorcito que ya nos daba el sol que
empezaba a apretar de lo lindo.
Una vez arriba, ya cogimos un cortafuegos que nos llevaría al último balcón sobre el Sil, el mirador da Cividade , cresteando por lo alto de la montaña.
Esta zona estaba un poco complicada, con un un pequeño tramo donde hubo que poner el pie a tierra, pero la verdad es que el tramo era pequeño, después, ya mucha piedra suelta, (donde apreciamos el aguante de nuestras bicis), y constantes subeybajas por el cortafuegos nos llevaron a entrar en una zona de prados y bastantes árboles que desembocaría en las cercanías de nuestro pueblo, base de operaciones.
Una vez allí, nuestra ruta tocaba a su fin, recogimos las bicis y los del hotel, nos fuimos a duchar y a por las maletas.
La verdad es que de día, todo tenía otro aspecto. La casona ( Casa Grande de Rosende), debía de ser una antigua casa noble, porque era impresionante, tanto su decoración, tapices, arcones, maletas, aparadores, cuadros, armaduras, trajes, etc., etc., como sus habitaciones, con todas las comodidades, no tenían queja. También el trato de su dueña, fue exquisito, dándonos todas las facilidades que necesitábamos para llegar y para marcharnos, gracias desde aquí.
Una vez todo empaquetado, nos dirigimos a Monforte de Lemos nuevamente, donde nos esperaba la pulpería que íbamos a dejar sin existencias.
Una vez arriba, ya cogimos un cortafuegos que nos llevaría al último balcón sobre el Sil, el mirador da Cividade , cresteando por lo alto de la montaña.
Esta zona estaba un poco complicada, con un un pequeño tramo donde hubo que poner el pie a tierra, pero la verdad es que el tramo era pequeño, después, ya mucha piedra suelta, (donde apreciamos el aguante de nuestras bicis), y constantes subeybajas por el cortafuegos nos llevaron a entrar en una zona de prados y bastantes árboles que desembocaría en las cercanías de nuestro pueblo, base de operaciones.
Una vez allí, nuestra ruta tocaba a su fin, recogimos las bicis y los del hotel, nos fuimos a duchar y a por las maletas.
La verdad es que de día, todo tenía otro aspecto. La casona ( Casa Grande de Rosende), debía de ser una antigua casa noble, porque era impresionante, tanto su decoración, tapices, arcones, maletas, aparadores, cuadros, armaduras, trajes, etc., etc., como sus habitaciones, con todas las comodidades, no tenían queja. También el trato de su dueña, fue exquisito, dándonos todas las facilidades que necesitábamos para llegar y para marcharnos, gracias desde aquí.
Una vez todo empaquetado, nos dirigimos a Monforte de Lemos nuevamente, donde nos esperaba la pulpería que íbamos a dejar sin existencias.
El vino, el pulpo, tanto
dulce como picante y las patatas
cocidas, no paraban de salir de los pucheros de cobre de la cocina.
“Unos cuantos” frisuelos, unos con azúcar y otros con miel, llenaron el pequeño hueco que nos quedaba en el estómago.
“Unos cuantos” frisuelos, unos con azúcar y otros con miel, llenaron el pequeño hueco que nos quedaba en el estómago.
Y para rematar, café de
puchero y aguardiente, orujo blanco y licor de hierbas nos hicieron recuperar
los kilos que habíamos perdido en las rutas del fin de semana.
Volvimos al pueblo a
empaquetar las últimas bicicletas y las maletas que quedaban, y vuelta a Gijón.
Hasta aquí, nuestra aventura
por tierras lucenses.
Desde aquí, dar las gracias a
José Manuel (Yeloqhay), por todas las molestias que se tomó por prepararnos
esta nueva edición de la Ribera Sacra, que seguro que fueron muchas. Seguro que
cuando llegó a casa el domingo, durmió de un tirón, como hacía varios días que
no dormía.
Y gracias también a todos los
integrantes por contribuir a pasar un fin de semana con mucho cachondeo y
muchas risas. Nos vemos en la III EDICIÓN RUTA RIVOYRA
SACRA
WILLY
Me uno al agradecimiento a José Manuel por ofrecernos este estupendo fin de semana.
ResponderEliminarUn millón de gracias.
Solo hay una foto del manteo que sufrió YLQH, pero en más de una ocasión pudo arañar el techo de la pulpería.
ResponderEliminarLa idea inicial era haberlo manteado nada más llegar al Bulso, pero la lógica nos aconsejó a hacerlo en la pulpería. Podría haberse lesionado si el manteo se hubiese producido en el prau al lau de la palleira, y ninguno sabíamos con certeza donde estaba la pulpería.........
Gracias José,vosotros si que sois la hostia,juntaros tanta gente con la misma pasión y preparar estas aventuras esta al alcance de muy pocos.
ResponderEliminarFue un placer atenderos y todo un placer conocerte en persona.
Cuando pillemos las vacaciones del bar sois una de las opciones preferentes para irnos de vacaciones hasta ahí.
A ver si coincide alguna marcha o maratón para poder asistir y acompañaros.
Un abrazo desde santa cruz de brosmos
Sigue mi blog de la Santa Cruz bike:
https://bttsantacruzbikes.wordpress.com/
Qué se puede decir, para mi es un lujazo poder formar parte de este grupo. Fue un fin de semana intenso pero estupendo, como lo fue el anterior. Gracias a todos y a Jose especialmente por esta maravillosa ocurrencia que tuvo un día y en la que tanto empeño ha puesto para llevarla a cabo con éxito.
ResponderEliminarSí, efectivamente, el domingo dormí como un bebé, pero porque también disfruté a tope el fin de semana. Fue un verdadero placer vuestra compañía y cualquier esfuerzo en organizarlo, que no lo es, merece absolutamente la pena si es para compartirlo con vosotros.
ResponderEliminarme sumo y reitero los agradecimientos ... a jose y a los compañeros repechinos por compartir la experiencia sacra; la fecha queda apuntada a fuego en la memoria y en el calendario del 2013
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