Montemareo

 No se amilanó nadie (o casi nadie, algunos ilustres faltaron a la cita y estamos a la espera de los debidos justificantes) y eso  a pesar de que el cambio horario nos robó una hora de sueño. En Cuatro Caminos nos reunimos Cascoloco, Yerman,  Peter Stone, Transmisiones, Turonman, Trancas, Manny Manitas, el Sargento, Kike y ya casi fuera de control Piti, Janjun (que se retrasó por avería traicionera al salir de casa) y Barrancas, que con la prisa para acostarse ayer y no perderse su cita con Morfeo se le olvidó leer el foro para enterarse que hoy tocaba zona Oeste.

 Antes de nada debo aclarar que nuestra peña es un grupo abierto a que todos participen y aporten aquello que les parezca oportuno. Todos somos  escrupulosamente tolerantes y admitimos cualquier tipo de ruta que se quiera realizar dejando así campo abierto a las inquietudes y preferencias de cualquiera de sus miembros. Si en algún momento el asfalto prevalece sobre les caleyes nadie protesta respetando el proceder de quien haga de guía. Si el que va en cabeza se equivoca en algún cruce, la educación y la amabilidad a la hora de hacerlo retornar al buen camino es la tónica imperante. Si el trazado, el firme, la inclinación o cualquier otro factor complican el camino mas de lo que sería recomendable, solo son críticas constructivas las que salen de nuestras bocas y nunca un falta un “a pesar de lo mal que estaba… era muy guapo” con lo que el guía no se sentirá menospreciado en ningún momento. Dicho esto debo indicar que hoy era Transmisiones el director de ruta, por mucho que algunas malas lenguas comentasen durante casi todo el recorrido que el verdadero artífice de nuestro sufrimiento o disfrute de los caminos recorridos era un tal “Skeletor “ y que Transmisiones era tan solo un involuntario hombre de paja, un figurante que se dejaba influenciar por tan siniestro personaje. Yo no vi tal cosa, siempre me dejé guiar por el director “oficial” y me parece que hubo demasiadas habladurías al respecto. ¡Por dios! ¿Cómo nadie va a querer usurpar tan desagradable y desagradecida  tarea como es el guiar semejante manada? ¿Hay alguien entre nosotros que sea capaz de eso? Ya sabemos todos que no, que no es así, y si no que se lo pregunten al Sargento Playu, por cierto ¿Por qué te apodan sargento?

 

  

Comenzamos el recorrido dirigiéndonos hacia la zona de Jove y subir hasta la carretera de la Campa Torres para descender unos metros en dirección a Gijón y desviarnos a la derecha cogiendo el camino del Monte la Llana. Seguimos descendiendo por senderos novedosos, al menos para mí, con terreno muy suelto en algunos tramos. Algunos decidieron que era absurdo (palabra muy de moda últimamente entre nosotros) arriesgar la osamenta casi nada más salir de casa y optaron por la modalidad  descenso “desmontao”, otros, mas inconscientes, pusieron a prueba frenos, neumáticos y tacto sobre las manetas.

 

 

 

 

 

Un último tramo sobre asfalto, antes de llegar al cruce con la carretera vieja de Avilés, en Veriña, en el que Kike nos deleitó, a los que le seguíamos a corta distancia, con una clase magistral de cómo se hace derrapar  ¿controladamente? una rueda trasera, un chucho -de los que yo denomino “comecaga” pues no les veo otras funciones mas que esas ya que de lo feos que son dudo que lleguen a despertar ni siquiera ternura-  fue el culpable, y un notable olor a goma quemada en el ambiente la única consecuencia.

La consabida subida hacia Poago nos iba acercando a Monteareo. Primer ataque a la cumbre y un grupo que sigue por el camino indebido, también primera llamada de atención (eso sí, con la educación y delicadeza que nos caracteriza). Aquí nos encontramos con Pablo Quirós (amigo de Manny y conocido de alguno de nosotros)  y varios compañeros que hicieron junto a nosotros un buen trecho y que, cuando nos abandonaron, se llevaron con ellos a Barrancas (¡Ay! Esa vida de hostelero, no deja tiempo pa ná). De todo el recorrido por Monteareo no voy a entrar en detalles pues ya se sabe lo que es, un continuo sube baja, cruces y más cruces, el mismo camino una vez en una dirección y otra en la contraria. Sinceramente, yo en Monteareo me pierdo, me desnorto, me desubico, me mareo, pero también digo que está muy bien para cambiar de aires de cuando en cuando, no siempre va a ser tirar hacia Deva.

 

 

 

 

 

 

Rodando por esos caminos pudimos darnos cuenta de que la omnipresencia es posible. Un corredor pedrestre, coronado con una visera, aparecia cada dos por tres delante de nuestras narices, aunque pensándolo bien, tal  vez fuéramos nosotros los que estábamos en todos lados.

El descenso de Monteareo lo hicimos, me dio la sensación, atravesando la selva amazónica, lianas, ramas, hasta aullidos de mono se oían al bajar. Algún valiente que hoy había ido de corto llegó abajo con unos cuantos arañazos en su piel, el resto no nos libramos de desgarrones en nuestra uniformidad, solo un integrante de la expedición prefirió otra alternativa menos “absurda”.

Ya a tren regresamos a Gijón desde el Empalme hacia el túnel de Aboño…  pero sin cruzarlo, justo antes de entrar en él un brusco giro a la derecha nos encara con ¡la trialera que siempre bajamos! A echar los restos hasta arriba y ya el descenso final por Jove hasta Gijón.

 

Como siempre, hubo lugar a conversaciones de lo más variopintas, drogas, sexo y rock and roll, lo habitual.

¡Ah! Sabía que me olvidaba de alguien,  yo también estaba,  YLQH (creo, no estoy seguro de si fui. Willyyyyyyyyyy, dime si fui).

P.D. Seguro que hay alguna foto más y desde otros puntos de vista distintos. En esta ocasión no pude poner más que las que yo hice, que son unas cuantas pero no muy descriptivas.
El track de Sports tracker de YLQH aquí,