ESTO SI YE UN EQUIPO

El pasado sábado se celebró la 19 Vuelta al Concejo de Gijón en BTT.

En las Mestas nos reunimos unos 250 aficionados a este mundillo, con ganas de darle al pedal en la ruta que nos habían preparado nuestros compañeros de Los Pelayos.

Como siempre, ante la perspectiva alguna trialera desconocida y algún barrizal inesperado, los Repechinos nos reunimos en buen número, dispuestos a pasar un buen día.

 

 

 

A medida que los kilómetros iban pasando, el desnivel positivo aumentaba considerablemente. Alto del Infanzón, Monte Deva, y algunos de los participantes ya comenzaban a sudar de lo lindo.

 

Bonita panorámica del Valle de Rioseco, Buena trialera en Paragüezos y El Fresno, y unos kilómetros muy entretenidos y desconocidos ( para mí al menos) para llegar al avituallamiento de La Collada.

Aquí, ya mucha gente optó por “recortar un poco” y llegar por el asfalto a la iglesia de la Collada, seguramente pensando que lo que les quedaba aún por delante, no era moco de pavo.

 

 

En esta Vuelta, los Repechinos, ascendimos otro escalón en la imaginaria clasificación de los “beteteros”. Empezamos siendo unos “mataos”, seguimos y llegamos a ser unos “desastres”, luego ya conseguimos  ser una “banda” y ahora ya creo que somos un “ EQUIPO”. No sé si somos el Equipo A, pero casi. No sé porqué, pero sin darnos cuenta, todos íbamos en grupo y en las primeras posiciones, y en algunas ocasiones, achuchando al coche que abría la ruta (bueno, algunos cerrábamos el grupo “para que no se perdiera nadie”).

Algunos compañeros de la ruta nos preguntaban si comprábamos la carne al carnicero de Contador, que si teníamos de medico de cabecera al doctor Eufemiano Fuentes.

Y lo que no sabían es que a los tres últimos en cada “falso llano” nos hacen pagar unas cervezas al resto, y al final de la ruta nos despojan de los “galones” ganados en otras rutas.

Un poco más adelante, salió a relucir nuestro auténtico “espíritu Repechinero”, cuando el Sargento Playu tuvo unos problemas con el cambio y de repente se oyó un grito unánime que decía “ AHORA, AHORA, QUE EL PLAYU TIEN PROBLEMAS, ¡¡¡¡AL ATAQUE ¡!!”

Aunque la alegría nos duró poco, en apenas 200 metros, el pelirrojo nos “había merendado” de nuevo a todos y el orden volvía al grupo.

La única incidencia en nuestro grupo, fue la caída de Piti, sin consecuencias afortunadamente, y donde todos paramos (pero porque no podíamos pasar con él tirado en mitad del camino, no vayáis a pensar que era porque nos preocupábamos de su estado físico)

Donde más se vio el espíritu de equipo, fue cuando Yeloqhay, tubo un reventón. En uno de sus habituales “descensos kamikazes”, se “merendó” un bache, y el neumático trasero no pudo digerir tanta piedra. Resultado, rueda pinchada. Aquí, todos los Repechinos, y cuando digo todos, son todos, nos paramos para auxiliar a nuestro infortunado compañero. 

 

Enseguida apareció una cámara de repuesto, un parche por otro lado, una bomba para insuflar aire, otra de repuesto por si aquella fallaba, total, que me río yo de las asistencias de los de Ferrari a Alonso.

Los compañeros que nos adelantaban, no daban crédito a lo que veían, todos quedaban flipando.

En cuanto la avería fue subsanada, y al grito de Speddy González (el ratón más rápido del Mundo), de ¡¡¡¡¡ANDALE, ANDALE, ANDALE!!! Salimos como posesos intentando llegar pronto al avituallamiento de Peñaferruz.

 El sol nos acompañaba y la gente llegaba con cuentagotas y algunos con bastante cara de sufrimiento.

Nos enteramos que había habido un par de accidentes, unos con problemas en una clavícula y otro compañero que había chocado con una alambrera de espinos y, por lo que comentaban, estaba bastante fastidiado. Desde aquí les mandamos ánimos y que solo fuera el susto.

 

La empanada, un sándwich (que no se porqué siempre tiene que tener queso), una barritas, fruta y agua nos hicieron recuperar parte de las energías perdidas. El detalle de que hubiera café en el bar, remató la comida, aunque alguno echaba de menos unos chupitos.

 

Tras la comida, no se pedalea muy bien, y la subida hasta el alto del Gallinal, volvió a poner al grupo en fila de a uno.

Bajamos hasta Serín y recorrimos parte de la senda del ferrocarril, pero lo bueno dura poco, y enseguida, giro a la izquierda y una bonita subida hasta el Alto de Monte Areo. El que más y el que menos, ya la conocíamos, pero las sensaciones cambian cuando llevas 55 kilómetros en las piernas.

Si la fila ya era de “ a uno”, aquí se estiró como una goma, y seguro el peregrinar hasta el alto, fue lento y muy duro para todos. Mucha gente llegó ya muy cansada y esta última tachuela les acabó de rematar.

En el alto, nuevo reagrupamiento para bajar ya en compacto grupo hasta Poago y de allí por la Calzada, San Lorenzo y de nuevo a Las Mestas.

 

Como siempre, en la llegada nos “esperaba” la ansiada empanada que siempre nos lleva Mani. 

 

Para rematar un buen día de Btt, nos dieron el trofeo al club más numeroso, ¿ que más podemos pedir?.

Hasta aquí nuestra odisea . Queremos dar las gracias a los compañeros del Btt Pelayo, a la Guardia Civil, Protección civil, a la Policía Municipal y a todos los que hicieron posible que pasáramos un gran día practicando nuestra afición favorita, el Btt. 
Un saludo a todos  WILLY