jueves, 23 de abril de 2015

LUCHA CONTRA LOS INFIELES (Capítulo I)

El Padre Desdelpicu Bocanegra se mesaba las barbas pensando que había que meter en vereda a los infieles que empezaban a pulular cada día más por toda la Península Repechinera.



El Lado Oscuro se infiltraba poco a poco en la Tierra de San Repechín y había que tomar cartas en el asunto. Llamó a consultas a su mano derecha, Fray Yeloquehay, religioso acostumbrado a “sacar lo mejor” de cada Repechín en sus Retiros Espirituales en la Rivoira Sacrata.



Mirando por la ventana y dándole la espalda a su subordinado, el Padre Desdelpicu dijo:

    - Yeloquehay, creo que hay que dar una batida con los Repechinos por la zona central de la provincia, a ver si los ánimos están calmados, creo que hay conatos de de revolución entre los pueblos cercanos a Ovetus.

Fray Yeloquehay tragó saliva, acostumbrado a leer entre líneas las “sugerencias” de Desdelpicu, y disimulando su temblorosa voz, le contestó…

    - Lo que Su Eminencia diga, se hará sin dilación.

Viendo la seguridad en la respuesta de YeloquehayDesdelpicu le preguntó:

    - ¿A quién mandareis para esta misión?

    - Tengo los hombres adecuados ilustrísima, no hay ningún problema. Como jefe de la expedición, mandaremos al Sargento Playu, hombre curtido en mil batallas y del que podemos estar seguros de su discreción si hay que hacer retroceder a los infieles con tácticas no muy éticas.

    - ¿El resto de la tropa?

    - Lo mejor de los Repechinos, la Séptima Bandera, hombres sin escrúpulos que no tendrán compasión de quienes osen poner en duda vuestras órdenes ilustrísima.
Turonman, conocido como El Negro, por la zona de la que es originario.

   
- Me han dicho que se encuentra en el frente Cántabro, peleando a brazo partido en la batalla de Santo Toribio de Liébana.

Yeloquehay, tragó saliva nuevamente, y dijo:

    - Hablaré con el Sargento Playu y él se encargará de sacar lo mejor de la soldadesca que quede en los acuartelamientos de Cimavilla.

    - Bien, id en paz, Yeloquehay, y espero que me traigáis pronto buenas nuevas.

A Yeloquehay ya no le quedaba más saliva para tragar, porque lo que parecía un agradable “hasta pronto y a ver si tenemos suerte”, él sabía que quería decir “tráeme buenas noticias o visitarás las mazmorras donde interrogamos a las brujas y a los herejes“.

Sus pies no tocaban el suelo del palacio Arzobispal al salir, al igual que los cascos de su caballo no pisaban hierba alguna mientras se dirigían a Cimavilla a preparar la incursión por los Oviedos.
Reunidos en la Posada del Mercante, la más famosa del barrio alto, Yeloquehay y el Sargento Playu, comentaban las órdenes de Desdelpicu Bocanegra.

  
 - ¿ Con quién podemos contar para la incursión en las Tierras Oscuras?, ¿Con Pedro Stone, el Domador, al que siempre acompaña su león negro?. Preguntó Yeloquehay.

    - No, se encuentra con Turonman en Cantabria.
Una mueca de desacuerdo apareció en la boca del fraile.

    - Al  menos tendremos a Piti, el Iluminado, que es un buen baluarte si hay pelea.

    - Tampoco, en Cantabria también.

    - ¡¡¡¡¡Maldita sea ¡!! ¿Quién nos queda? ¿Many, el Gigante?

    - Cantabria.

Dijo el Sargento, al que se le podía empezar a ver una cara de auténtica preocupación al ver lo que se le venía encima.

     - ¿Sabéis lo que os podría suceder si no traéis buenas noticias de Oviedo, verdad?

Dijo Yeloquehay librándose de toda presión y pasándola al Sargento Playu.

Un ligero asentimiento y una mirada perdida por la ventana que daba a la antigua Rula, fueron la única respuesta. En un momento, las imágenes de su juventud cuando jugaba con los demás chicos en aquella rampa por donde los pescadores desembarcaban sus capturas, le hicieron añorar aquellos momentos que nunca volverían.

    - ¿Tendremos al menos a Yermano, el Chiquillín?

El silencio fue la única respuesta por parte del Sargento. El bullicio de la posada quedó anulado por el puñetazo que Yeloquehay pegó en la mesa, haciendo subir la jarra de vino a casi medio metro de altura, y mandando la vela que los iluminaba a la mesa de al lado.

    - ¡¡¡¡¡Maldita sea mi estampa!!!!! ¿A quién demonios vamos a mandar a la batalla, a Barrancas, al Bekariu y a Checho?

    - Peor ( fue la respuesta del Playu), ¡¡¡¡solo nos queda Lynux y Willy!!!!


Los dos personajes salieron de la posada y el Sargento Playu tomó el camino al barrio alto, pero un casi imperceptible carraspeo de Su Santidad hizo que volviera la cabeza, viendo que el fraile estiraba su mano con su anillo arzobispal, a la vez que rayos de fuego salían por sus ojos en dirección al valiente soldado. Este, al darse cuenta de su, casi garrafal olvido, giró en el aire y en un visto y no visto, estaba arrodillado a los pies del cura y besando la tan respetable joya. Después ya tomó camino a su casa, por la oscura y lúgubre Cuesta del Cholo, maldiciendo su suerte y mascullando y repitiendo :

    - Lynux y Willy, Willy y Lynux……..

En esto, aprovechando las sombras de la calle, salieron a cortarle el camino, dos rateros de poca monta, conocidos del barrio, Maese Pedro, conocido por todos por ser el informante de todo lo que se cocía en la ciudad,  y el cabo de Remeros de las Galeras de Su Majestad, Maese Marcos. Ambos habituales de los antros más infames de la ciudad ya habían gastado todas sus pagas y ante la debilidad que tenían por “la carne” y el buen vino, buscaban algún incauto a quien “aligerar la bolsa”.
Nuestro Sargento iba mascullando “Willy y Lynux” sin parar y al ver su camino cortado por dos sombras precedidas por dos espadas, siguió repitiendo cada vez en voz más alta “Lynux y Willy, Willy y Lynux” a la vez que sacaba su espada con la diestra y envolvía su ajada capa en la otra mano. Su mano  movía a una velocidad impensable su acero, ahora una defensa, ahora un ataque, ahora otro ataque y otro más.



Los dos incautos no sabían de donde les llovían tantas estocadas, solo podían distinguir destellos del frio acero producidos por un pequeño farol cercano.

Lynux y Willy, Willy y Lynux”, ya era como un grito de guerra y atronaba en todo Cimavilla. Pedro tropezó en su retirada y cayó al suelo, tuvo suerte, toda la furia del Sargento recayó sobre el remero, que más que defenderse, buscaba un hueco por el que poner pies en polvorosa y salir de aquel entuerto. Y así, dos espadas cayeron al suelo y una sombra grande y otra más pequeña pusieron pies en polvorosa, pero tuvieron que correr y mucho, porque la pequeña sombra del  Sargento les perseguía gritando su conocida retahíla: “¡¡¡¡Lynux y Willy……!!!!!”

Una vez en casa, El Sargento Playu degustó una sopa fría que le supo a gloria, y que supo que seguro echaría de menos en la odisea que le esperaba.
Mirando a su asustada hija, la bella Palma, supo que pronto tendría que enfrentarse a “otras guerras”, alejando a los moscones que la rondaban en cada uno de sus paseos por la ciudad, pero con casi un susurro, le dijo:
-Tienes que salir y mandar recado a Lynux y Willy. Quiero verlos mañana al alba en la encrucijada de Cuatro Caminos en perfecto estado de revista.
Rápida como un rayo, salió a la oscura noche con el fin de entregar el recado, cosa que consiguió antes de que las campanas de la capilla de la Soledad tocara la media noche.

Willy, sentado en su casa ante un mapa y buscando un nuevo viaje al Nuevo Mundo recibió el recado con cara de asombro.

 
  - ¿Yo embarcado en una misión de altura? Mejor me pongo a rezar y me encomiendo a todos los Santos, porque no sé si volveré a ver otro amanecer en esta bella ciudad

Lynux estaba también en casa. Arreglando la madera del suelo y pintanto las puertas y al recibir la noticia, en principio se alegró, pues estaba pensando en apuntarse a la Leva que llevaría soldados a luchar a los montes del Soplao, y esto le serviría de rodaje. Pero al ver que el jefe de la expedición era el Sargento Playu, sus piernas temblaron, a la vez que sus manos, y no era que hiciese frío en la casa, sino que recordaba antiguas escaramuzas en las que habían coincidido por la costa asturiana.


Continuará....

7 comentarios:

  1. tiene mejor pinta que Juego de Tronos. Además todo un lujo para el día del libro.

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  2. no ye porque lo escriba mi hermanin, pero las cronicas son pa encuadernarlas!!! como te quiero!!!!

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  3. Willy, eres un fenómeno, estás perdiendo perres. La madre que te parió, escribes mejor que Anónimo, el del Lazarillo de Tormes.

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  4. Jajaja ¡IMPRESIONANTE! Willy, riome yo de los relatos del Reverte.
    Pero ten cuidado porque en canto se enteren los de los carteles de la droga de la medicación que tomes y los efectos que produce,vas hacer ricu a los laboratorios.
    En cuanto lea algún productor esta crónica seguro que quier hacer una pelicula con el relato.
    Estoy imaginadome al Padre Desdelpicu Bocanegra y Fray Luis YLQH y no puedo para de reirme,y lo de les osties en la cuesta el cholo repitiendo Linux y Willy antológico.

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  5. Habría que preparar un corto con este guión. Lo acaban emitiendo en FOX

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  6. Saludos le sean dados, ilustre literato.
    Cuento (y resultan muchos, vive Dios) los días que tardaremos en echarnos a nuestros pecadores ojos el siguiente parágrafo salido de vuestro inextricable entendimiento.
    Veome, por tanto, en la circunstancia de tener que advertiros, pues es la labor que el Santísimo me tiene encomendada ( y tampoco es parca en cuanto al esfuerzo que demanda) en que abreviéis en la entrega de vuestros textos, cuyo usufructo disfrutamos finalmente tras tortuosa procura aunque resulta a todas luces largo el plazo que empleáis tanto vos como el impresor que manipula botones en estas maquinas del averno, esas cajas pensantes capaces de realizar un número ilimitado de operaciones aritméticas en un tiempo inapreciable.
    Háyase reservado un lugar privilegiado en la mazmorras de este palacio Arzobispal para que compartáis, tanto vos como vuestro impresor, penalidades junto a brujas y herejes si la premura no es la debida, pues la paciencia de su Eminencia no es una de sus virtudes, pese a las muchas que nuestro Señor le ha otorgado en su infinito saber.
    Quedáis advertidos pues.
    Fray Yeloquehay.
    jajaja. Buenisimo Willy.

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