Toda la ciudad de Gigia estaba ocupada por los
romanos seguidores de la Diosa Senda Camochera. ¿Toda? ¡¡¡NO!!!! Aún quedaba
una pequeña aldea llamada Cimavilla, habitada por los irreductibles Repechinos.
Nuestra historia de hoy comienza con Turonamix y
Willy-rastreadorix, recorriendo tranquilamente los alrededores de Gigia,
buscando verduras, patatas y algún jabalí perdido, para preparar un “tentempié”
en Cimavilla.
El sol reinaba en la zona, pero de repente se
pudieron escuchar a lo lejos, las llamadas producidas por las cuernas que
tocaban “reunión” en Pelayo.
A los pies de nuestro Guía Espiritual, nos fuimos
reuniendo Yeloq´tenemus, Piragüix, Yermano-excavadorix, Pedrus-Antenobix, y los
recaudadores de impuestos para la enviada de Roma, la todopoderosa reina
Morillona, Desdl´pegoyix y Cortésus-motorilux.
Pedrobelix-rocadurux, famoso por la fuerza que
le daba a sus piernas el haberse caído de pequeño en la marmita de la poción mágica
de los Repechinos guiaría la ruta que nos llevaría a visitar las principales
diosas a las que adoraban los irreductibles guerreros.
También se unió a la ruta Checho-Grillobix, un recién
llegado que quería conocer de primera mano las rutas de peregrinaje más famosas
de la comarca.
Como nada se puede hacer sin la supervisión de Roma,
nos acompañó una coorte de romanos, con Cayo Trancho Rafaelus al mando, Julius Hacendatum, Apio Jhonatum, Y Alexio Pegoyix.
La primera diosa a la que veneramos, fue la diosa
Trialera, cercana a un asentamiento provisional de viajeros en las afueras de
la ciudad.
El calor del sol empezó a hacer efecto en los
Repechinos, y una vez en lo alto, pequeño reagrupamiento y a por la segunda
parada, Peonius, asentamiento conocido por su posada Casa Pepitus.
Víctima de un golpe de calor Pedrus-Antenobix se tiró a una zanja refrescar un poco su grácil osamenta, y embarrarse un poco sus vestiduras.
Una nueva Diosa esperaba nuestras ofrendas, esta vez,
La Cruz recibió nuestras plegarias, para algunos de los integrantes, los
continuos ascensos empezaban a pasar factura en sus ya maltrechas piernas.
Las vistas desde la cumbre recargaron las almas de
los Repechinos y de los Romanos. Ya solo nos quedaba una zona asequible, aunque
como siempre tirando un poco hacia arriba, que nos llevaría hasta las
inmediaciones de la Diosa Fumarea.
Aquí la coorte de los Romanos, volvió por la Vía
Asfaltadae hasta la ciudad de Gigia, aludiendo que tenían que presentar
informes de la ruta a sus superiores.
En cuanto desaparecieron, los Repechinos entonaron su
famoso grito de victoria de “ Cocorico-Cocorico” al verlos partir por el
asfalto.
Poco faltó para que tuviéramos que cortar unos pinos
y preparar una pira funeraria para dar el último adiós a Grillobix, al cual creímos
muerto en la última subida y devorado por las alimañas de la montaña.
Sabiamente tomó la decisión de volver junto con los
Romanos.
El último santuario que nos quedaba, era el del Dios
Fario, que ilumina los pasos de todo buen Repechín.
Como no podía ser de otra manera, en vez de subir por
el asfalto, tomamos la alternativa de subir la bajada, algo muy habitual en las
andanzas de estos locos ciclistas.
Una vez arriba, el sol apretaba de lo lindo, el calor
apretaba y el sudor y el buen color se veía en los rostros de los integrantes
del compacto grupo Repechinero.
Después, ya zona de bajada, donde como no podía ser
de otro modo, al no estar acostumbradas nuestras monturas a estas situaciones
de bajar, alguna, como la de Yelo´quetenemus perdió una herradura y hubo que
reparar in situ para continuar.
Una vez en las inmediaciones de Cuesta Vacae, nos
cruzamos con el grupo de piratas que frecuentan estas zonas, capitaneados por Chematix
y su ayudante Edurnova.
El resto del viaje hasta nuestras cabañas ya
transcurrió tranquilo, entre risas y charlas sobre los demás integrantes del
grupo que no nos pudieron acompañar por quedar vigilando la aldea, como
Planux-absurdix, Pitix-amperius, Jandrinus-luciernagus, Janjun-chiquitinus,
Andariegus-máximus y Cuerpus-atléticus y como no, el jefe del poblado,
Ferminix-chuletonix.
Y hasta aquí nuestra ruta de hoy en la que ya pudimos
dejar en el pueblo las pieles que nos cubrían hasta ahora en nuestras excursiones
y en la que disfrutamos de ropa mas acorde al buen tiempo que nos acompañará a
partir de ahora.
Bueno amigos, el fin de nuestra odisea fue una
opípara comida de grupo, ¿hay alguna forma mejor de celebrar una ruta con buena
compañía?.
Hasta la próxima, un saludo a todos .
WILLY
Pd. Esta es la poción mágica que Checho-Grillobix utilizó al final de la ruta.
Hay quien asegura que la utilizará durante largos días........
Willy muy bueno aqui leyendo la cronica nos partimos Daisy y yo.
ResponderEliminarQue grupo......semos los mejores.
Peter stone.
Y les fotos de final de RUTA??
ResponderEliminarSe hizo tarde y no tenemos más que lo que ponemos....
ResponderEliminarel final de ruta, sin Jandrín no ye lo mismo. Nos falta el lider que nos guíe. No pasamos de una caña de San Miguel.
ResponderEliminarNo confesaré, ni aunque los romanos me sometan a tortura, que fuimos un poco cabroncetes y no compartimos pócima mágica con Checho-Grillobix.
ResponderEliminarChecho, pa otru día damoste un poco, ya verás como acabes.
Edurnova y Chematix os saludan!Ja ja, vaya relato más buenísimo, las fotos y los vídeos también. Menuda imaginación, la verdad que disfruto muchísmo leyendo vuestras crónicas.
ResponderEliminarUn abrazo Willy.