La canción del pirata

Con 4 grados por banda,

Viento en popa, a toda biela,

No pasa frío en la trialera,

el valiente Repechín.

Biela cortada le llaman,

por su pedalada el Temido,

en todo el mundo conocido,

del Fariu al alto de Serín.

 

Más o menos, así comenzaba nuestra ruta Repechinera de hoy por esos “mares” llenos de barro y trialeras que rodean Gijón .

Las nubes y la lluvia de días anteriores habían dejado su sitio al sol, y con nuestro sextante y la brújula comenzamos el viaje, pero el frío marino nos acompañaba también.

Bajando hacia Pelayo, se me congelaban hasta las ideas, y una vez allí, nos tuvimos que resguardar un poco de la gélida brisa que soplaba.

En Fomento, embarcamos en la goleta La Calavera Repechinera, Trancas, Turonman, Trasmi, Willy, Piragues, Pepe botes, Fidel Hacendado y Jandrinweb.Nos dirigimos al puerto de  La Guía donde recogimos a  Janjun, y un par de sus amigos, antes de llegar, se nos unió el Sargento Playu, que de tanto remar con su piragüa Caleyera para darnos alcance casi se nos queda “ en los huesos”.

Hoy me tocó a mí ser el “capitán” de esta aventura en busca del tesoro de La Trialera Escondida, enterrado  por nuestros antepasados en algún monte cercano.

No dejamos de buscar en ningún momento, desde el Tragamón, donde pusimos proa a la montaña nuestro ansiado “tesoro”.

Dejamos las cartas marinas habituales para  recorrer  “mares salvajes” que nos llevarían a acercarnos a las costas de Caldones, pero como era zona muy frecuentada por el resto de la fauna “pirateril” de la biela, decidimos virar el timón en dirección a la Casa de la Radio.

Al arribar a su soleado puerto, nos llevamos a nuestros gaznates unos buenos tragos de merecido Ron-isostar, y unos bocados de barritas de Pescadona.

Recuperadas las energías decidimos seguir buscando nuevas trialeras que engrosaran nuestro botín de hoy.

Una buena subida por el hormigón nos subiría hasta Baldornón, no sin antes cruzarnos con la fauna típica de estos mares del norte, que recorrían la zona de Aguas Turbulentas de la ocalitera cercana.

Seguimos hacia los mares de la Cuesta de La Vaca, pero tomando rumbos alternativos, como no, por mares llenos de maderas resultantes de anteriores naufragios de otros osados bucaneros del pedal. 

Los buenos vientos que nos empujaban bajando hacia latitudes más cálidas, nos llevaron hasta la fuente de Las 4 Calaveras. Repostamos agua y seguimos hacia Baldornón , donde nos encontramos con unas gélidas temperaturas, cosa que no nos gustó mucho.

Viramos tras una pequeña subida, hacia babor, y nos encontramos un mar de un auténtico color verde por donde nuestras monturas, como colofón, investigamos los bajíos del Apiario, zona donde creíamos encontrar nuestra recompensa, pero al final, lo que encontramos fue una bonita bajada desde las playas de las Areas Recreativas hasta el puerto del Infanzón.

Una vez allí, todos nos pusimos a hacer zafarrancho para dejar listas las velas y los demás instrumentos de navegación para nuestra próxima búsqueda del tesoro. 

 

Tras la limpieza,  los grumetes hicieron un motín en toda regla y me dejaron solo, a mi suerte en esos largos mares sin viento del Parque Fluvial.

Según pude leer en el La Voz del Pirata, pusieron rumbo a la playa de San Lorenzo y las tascas de Cimavilla donde a buen seguro habrán gastado hasta el último doblón de oro que conseguimos en nuestras andanzas.

Bueno amigos, hasta aquí nuestra odisea de hoy, que el buen viento os acompañe en vuestras aventuras por esos mares de Dios.

                                                                     

                                                                      WILLY