Nunca creí que llegaría el momento de escribir esta crónica, pero los Repechinos se han disuelto.
En la comida de Pre-nochevieja, saltaron chispas y no se llegó a las manos porque había agentes de la autoridad cerca. Ese fue el motivo por el cual no salimos en los sucesos del Comercio.
Resumiendo los acontecimientos, diría que la sidra de los entremeses ya puso “calentito” a algún Repechín, y luego el “ribera del Duero”, hizo el resto.
El Playu tenía unas ideas diferentes de las de Turonman sobre cómo llevar el grupo. -¡Tú das mucha caña a la gente y luego no vuelve!. -Tú ¿Qué hables, si no vienes nunca, que sabrás lo que quieren los chavales?.
Trasmi tuvo sus más y sus menos con Barrancas por el lugar donde debíamos tener la sede del club, y de ahí, a: -¡el tu bajo ye un cuchitril! -¡pues el tuyu menuda cuadra!. No tardó en pasar mucho tiempo.
Yeloqhay quería cobrar por la organización de la Riboira, y Desdlpicu, también por llevar lo del grupo del wasap, o amenaza con borrar el grupo.
Yo tuve “unas palabras” con los hermanos Stone, que ya venían con “un par de cosechas de Rioja adelantadas”, sobre si éramos unos gorrones y ellos tenían que poner siempre la furgoneta y no pagábamos ni el gasoil.
Y así, mil comentarios que mejor no reflejarlos aquí, (también hay menores que leen el blog). Total, que el nivel de decibelios se incrementó y en varias ocasiones nos llamaron la atención el dueño del bar y los camareros.
Varias tentativas de desafíos en la puerta del bar, que no llegaron a más, por muy poco, hicieron que tras enviar varios “recados” a las familias de varios de los integrantes, la reunión se disolviera con mucha tensión y mal rollo entre los asistentes.
Después, los wasap “privados”, echaban humo, y todo el mundo creía que tenía la razón en los temas de discusión, y como no se llegaba a un acuerdo y nadie cedía, pues uno primero y otro después, decidieron abandonar los Repechinos y salir a su aire y con otra gente.
El Cuerpo, hasta mandó una foto quemando el uniforme de Repechín.
Total, ya no tendréis que seguir “padeciendo” nuestras aventuras bicicleteras, una lástima, pero todo tiene un principio y un fin, y este es el fin de los Repechinos.
Me estoy emocionando escribiendo esto, así que termino mi pequeña odisea como cronista, y como “ultimo Repechín de Oro”.
Hasta siempre amigos. Nos vemos en las caleyas. WILLY